sábado, 23 de julio de 2016

¿Paz y armonía en todo el mundo?

Cali, 23 de julio de 2016
Peppa Pig. Episodio del Día Internacional
Pensar a estas alturas que el mundo es un lugar seguro más que una ingenuidad, es una tontería. De manera lúcida lo expresa Alberto Manguel en su libro En el bosque del Espejo: 

Nuestra historia en la historia de una larga noche de injusticia: La Alemania de Hitler, la Rusia de Stalin, la Sudáfrica del apartheid, la Rumania de Ceaucescu, la China de la Plaza de Tianamén, la Norteamérica de McCarthy, la Cuba de Castro, el Chile de Pinochet, el Paraguay de Stroessner y infinidad más forman el mapa de nuestro tiempo. Parece como si siempre viviéramos en sociedades despóticas o al borde de ellas. Nunca estamos seguros, ni siquiera en nuestras débiles democracias.

Hemos creado un espejismo de seguridad a través de instituciones que nos hacen creer que podemos caminar tranquilos por el “bosque” pero lamentablemente cada cierto tiempo (cada vez más frecuente) el lobo aparece y ataca cada vez con mayor impunidad. Vemos con horror eventos como los de Niza, Munich sin ver respuestas demasiado asertivas por partes de quienes deberían garantizar la “seguridad”. Sin ir muy lejos a diario se pueden citar situaciones de espanto en nuestra Venezuela que generalmente solo quedan en el relato del estatus de alguien en su Facebook o en la conversación cercana de familiares.

Y a pesar de esto, seguimos insistiendo en “venderles” a los niños un mundo fantástico, sin peligros, donde el mal siempre es vencido por un héroe que lo vence. Un héroe, dicho sea de paso, muchas veces termina empleando las mismas “cuestionables” herramientas que el villano para vencerlo. Villano y héroe confundidos, sin saber dónde termina uno y dónde comienza el otro, como el ejemplo perfecto del modelo personalista que tanto daño le ha hecho a nuestros “pueblos” a nuestra sociedad.

Los niños exponen con frecuencia su desacuerdo con las visiones reduccionistas de la realidad, donde se intenta esquematizar la realidad. Un ejemplo es el de una niña de 10 años que mientras veía con su hermano un capítulo de Peppa Pig  le dice a su mamá: -Mami, Peppa le da un mal ejemplo a los niños. Cantan paz y armonía en todo el mundo y listo, ¿se  resolvió?!!! El mundo no es así, ni los problemas se resuelven de forma tan fácil. A los niños deberían enseñarles como es la vida de verdad.  Otro, más apegado a la realidad actual, me lo susurró una niña de 5 años en consulta quien me persuadía de no decirle a su mamá que ella sabía que habían robado a su papá la semana anterior:- Es que mi mamá está más tranquila si cree que yo no sé. Si ella se entera que yo sé, se pone muy nerviosa.  

Mientras jugamos a resolverles los problemas, evitamos conversaciones profundas acerca de los conflictos cotidianos, tratamos de negar la razón de las colas y de la falta del celular (porque te lo robaron la semana pasada) Y así, resulta que ellos van descubriendo por sí solos que la realidad muchas veces es cruel, es complicada y que lo mejor es no comentarla con los padres porque tal parece que para ellos no es así o “en casa no se habla de esos temas”

Se parece mucho al modo en que tradicionalmente se abordan temas como el sexo, la homosexualidad, las drogas y todos aquellos temas incómodos que decidimos no abordar con ellos porque nunca son los suficientemente grandes para “tolerar” esa información. En realidad la pregunta que debemos hacernos es en qué momento  nosotros estaremos lo suficientemente listos para aceptar que nuestros hijos vivirán en un mundo SIN nosotros, tendrán que pasar por situaciones difíciles y tendrán que resolverlas por sí mismos.

Es nuestra decisión si abrimos el ruedo en casa para hablar acerca de temas “sensibles” o, esperamos, que en otros lugares (escuela, fútbol, ballet, clases de arte, reuniones, etc) encuentren otros interlocutores que, a su modo, los acompañaran a hacerse una idea de la realidad que no necesariamente se parecerá a lo que deseamos brindarles.


Finalmente descubren que la paz y la armonía del mundo dependen de mucho más que entonar una canción.

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